Los estudios de investigación indican claramente que un gran porcentaje de pacientes viven con deficiencias significativas de micronutrientes. Estas deficiencias no se notan fácilmente, pero pueden causar una variedad de problemas de salud que aparentemente no están relacionados con la dieta. Podemos seguir una dieta sana y regular y aún así no nutrir nuestras células adecuadamente.

 

Esto se debe a una dieta mal balanceada, un consumo excesivo de alimentos procesados, azúcares refinados y productos de harina, y un consumo insuficiente de frutas, verduras y grasas vegetales.

Además de los malos hábitos alimentarios, también existen otros factores que alteran el buen funcionamiento de las células, como el uso excesivo de analgésicos o el uso frecuente de antibióticos. Todos los días también estamos expuestos a radiaciones electromagnéticas nocivas para nuestra salud, provenientes de ordenadores, teléfonos móviles, televisores u hornos microondas.

 

Todos estos factores pueden inducir procesos inflamatorios menores pero molestos en el cuerpo y, en consecuencia, dolencias, conocidos hoy como trastornos de la civilización. La micronutrición, gracias a la selección adecuada e individual de una dieta y suplementación a base de macronutrientes, vitaminas, microelementos, ácidos grasos, probióticos y prebióticos, brinda la oportunidad de contrarrestar todas estas amenazas.

 

Hoy en día, ya sabemos que existen numerosos problemas de salud que resultan de la disbiosis intestinal, el estrés oxidativo, las intolerancias alimentarias, los déficits celulares, el abuso de drogas, la contaminación ambiental, la dieta mal balanceada y los trastornos de desintoxicación del hígado. Estos problemas incluyen diversas alergias y trastornos de la piel, asma bronquial, dolor en las articulaciones, pérdida o aumento de peso, trastornos hormonales, estreñimiento, diarrea, enfermedad de la tiroides, fatiga crónica, problemas de memoria, insomnio y muchos otros.