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El Nervio Vago: La Clave de tu Cuerpo para el Equilibrio, el Bienestar y la Resiliencia al Estrés


Antes de entrar en detalles, es importante comprender por qué el nervio vago merece tu atención. A menudo llamado la “autopista” del sistema nervioso parasimpático, este nervio conecta tu cerebro con casi todos los órganos principales, coordinando silenciosamente desde la digestión hasta el estado de ánimo. Al aprender cómo funciona el nervio vago —y qué puede desequilibrarlo— obtendrás herramientas poderosas para aumentar tu resiliencia, calmar tu respuesta al estrés y apoyar el bienestar de todo el cuerpo.


¿Qué es el nervio vago?


El nervio vago —o nervio craneal X— es el más largo de tu cuerpo. Se origina en la base del cerebro, desciende por el cuello y se ramifica hacia el corazón, los pulmones, el tracto digestivo y más. Como vía principal de tu sistema parasimpático, envía señales bidireccionales que mantienen tu cuerpo en modo “descanso y digestión”.


¿Cómo funciona el nervio vago?


  • Tráfico de señales: Fibras sensoriales envían información de los órganos (presión arterial, estiramiento intestinal) al cerebro.

  • Respuesta motora: Fibras motoras responden reduciendo la frecuencia cardíaca, aumentando la digestión, disminuyendo la inflamación y calmando el estrés.

  • Equilibrio neuroquímico: El tono vagal influye en neurotransmisores como la acetilcolina (calmante) y GABA, favoreciendo el estado de ánimo y la función inmunitaria.


Impactos diarios del tono vagal


Cuando tu nervio vago está saludable, notarás:

  • Energía y ánimo estables (menos picos de ansiedad)

  • Digestión fluida (menos hinchazón y tránsito regular)

  • Sueño reparador (mejor conciliación)

  • Inflamación equilibrada (piel más clara, menos dolores)


En cambio, un tono vagal bajo puede manifestarse como:

  • Fatiga crónica o sensación de letargo

  • Problemas digestivos (SII, reflujo)

  • Mayor estrés, ansiedad o “niebla mental”

  • Mal sueño e inflamación persistente


¿Qué bloquea tu nervio vago?


  • Estrés crónico y cortisol elevado

  • Malos hábitos de sueño (pantallas nocturnas, horarios irregulares)

  • Dieta desequilibrada (ultraprocesados, baja en fibra)

  • Falta de movimiento y respiración superficial

  • Inflamación excesiva por infecciones o procesos autoinmunes


7 formas sencillas de apoyar tu nervio vago

  1. Respiración diafragmática profunda: 5 min de respiraciones lentas de abdomen.

  2. Exposición al frío: Dúchate con agua fría o mójate la cara.

  3. Tarareo y canto: Las vibraciones vocales estimulan el nervio en la garganta.

  4. Movimiento consciente: Yoga, tai chi o estiramientos suaves.

  5. Sueño suficiente: 7–9 h y apaga pantallas 1 h antes de dormir.

  6. Dieta amigable con el intestino: Fermentados, fibra prebiótica y menos azúcar.

  7. Conexión social y risa: Las interacciones positivas liberan oxitocina y activan ramas “sociales” del vago.


¿Cuándo buscar apoyo profesional?


Si sufres con frecuencia fatiga, molestias digestivas, insomnio o ansiedad, puede ser útil una evaluación de tu tono vagal y terapias dirigidas. Descubre cómo el equilibrio vagal puede mejorar tu energía, ánimo y digestión: ¡contáctanos hoy! 📩


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